Los últimos estudios en neurociencia han demostrado que la razón y la emoción están íntimamente ligadas y son las dos caras de una misma moneda. La emoción tiñe la razón y la razón intensifica la emoción. Todas nuestras decisiones están influidas por la emoción que sentimos en ese momento.
Para explicarlo de una forma sencilla, nuestro cerebro tiene tres partes. El cerebro reptiliano que maneja todos los procesos vitales, el límbico que gestiona la emoción, la atención y la memoria, y el cortex prefrontal que lleva a cabo el proceso cognitivo, analiza, crea, investiga.
La amígdala es el órgano estrella del cerebro límbico. Cuando detecta un peligro o una amenaza envía la orden al sistema endocrino de “invadir el cortex” anulando la capacidad de pensar con claridad.
Bajo situaciones de enfado, estrés o miedo, nuestro cortex prefrontal está secuestrado, no pudiendo dar la respuesta mas eficiente en ese momento.
Si quieres saber si tu estado emocional es el más adecuado para tomar decisiones, resolver problemas o tener conversaciones difíciles, mira a ver si tu boca está seca o pastosa: eso significa que tienes el sistema simpático activado (alerta o huida) y que no vas a tomar “decisiones objetivas”.
Si es así, haz varias respiraciones profundas, bebe agua en pequeños sorbos, da un pequeño paseo si puedes. Recuerda revisar si tu boca está húmeda.
Pregunta
¿Cuál ha sido la última ocasión en la que dijiste algo que no querías decir, estando muy enfadado?
¿Qué decisión tomaste enfadado de la que te arrepentiste cuando estabas en calma?
Liderar es influir, influir en otras personas para que elijan hacer lo correcto. Si liderar es influir, todo lo que influye es relevante.
Y tu aspecto físico, tu manera de vestir, tu corte de pelo y tu manera de maquillarte hablan de ti. Mandan un mensaje a tu interlocutor y me parece absurdo pretender obviarlo.
Lo que es peor, manda un mensaje no racionalizado conscientemente por tu interlocutor. De pronto dice: mmm… su presentación me pareció poco cuidada y lo que le está matando, sin que lo sepas, es que tus zapatos están sucios o descuidados.
Entonces, ¿tienen los líderes un aspecto concreto? ¿Hay un estilo de vestir, de moverse, de comportarse, de cortarse o recogerse el pelo, propio de un líder? ¿Hay unos colores que proyectan más autoridad o más consistencia? ¿Nuestras uñas dicen algo de nosotros? ¿Qué se te vean los pelos de la nariz tiene importancia?
Elige el código que te represente en función del momento
Combinar colores es muy cultural, mira a ver qué colores combinan en tu entorno.
Mira las tendencias en Instagram, y elige un estilo con el que te sientas confiado.
Si tienes dudas, consulta con un experto.
Revísate en un espejo antes de salir. ¿Qué dice de ti lo que ves?
A cierta edad elige colores claros en la parte de arriba, te iluminan el rostro.
Cuidado con el olor. Elige un desodorante o un perfume suave que no embote.
Menos, es más, elige maquillajes favorecedores pero sencillos.
Preguntas
¿Qué dirías que transmite sobre ti tu forma de vestir?
¿Qué dirías que podrías mejorar para que tu imagen real transmita el líder que quieres ser?
El organismo trae incorporado de serie un súper poder para ayudarnos a regular nuestras emociones. A través de la respiración podemos bajar nuestras pulsaciones, incluso nuestra presión arterial, disminuir los bioquímicos estresores y generar una sensación de calma y bienestar.
Para empezar, toma conciencia de tu respiración, pon la atención en ella tratando de no alterarla. Ponte cómodo, puedes probar de pie, sentado o tumbado.
Respiración por coherencia cardiaca
Inspiras contando hasta 5, expiras contando hasta 5. Haz 6 respiraciones en 1 minuto durante 5 minutos. Es la respiración que recomienda la Fundación del corazón,
www.fundaciondel corazón.org
Respiración en cuadrado.
Respiramos en cuatro momentos.
1 – Inspiras contando hasta 4.
2 – Mantienes el aire en tus pulmones durante cuatro segundos.
3 – Sueltas el aire durante 4 segundos.
4 – Te mantienes en apnea durante cuatro segundos.
Y así vuelves a empezar. Haz las respiraciones durante 5 minutos.
Puedes ir alargando el número de segundos de cada momento, pero siempre manteniendo el mismo número de segundos en los 4.
Respiración de Andrew Weil 4-7-8
Andrew Weil
Inspiras con fuerza como si quisieras traer el aire del fondo de la sala durante 4 segundos.
Mantienes el aire dentro durante 7 segundos
Sueltas el aire cerrando los labios y empujando el aire fuera durante 8 segundos.
Respiración de Wim Hoff
Wim Hof
Coges aire a pleno pulmón y exhalas de forma abrupta el 80% aproximadamente del aire. Repites ese tipo de respiración 31 veces. Tras la respiración 31 inhalas todo, y sueltas todo el aire te quedas sin respirar todo lo que puedas. Cuando no puedas más, inspiras a pleno pulmón y mantienes el aire durante 15 segundos. Luego exhalas y comienzas otra vez.
Hay que hacer 3 series de 31 respiraciones cada vez.
Tienes un montón más de respiraciones en la red, prueba, juega, investiga hasta que des con la más eficaz para ti.
Pregunta
¿Cuándo ha sido la última vez que has usado la respiración para regular tus emociones?
¿Qué te podría apoyar a entrenar cada día 10 minutos tu súper poder?
El cerebro tiene una capacidad de atención limitada. Si dedicamos atención a unas cosas, estamos dejando de dedicársela a otras. En la vida hay muchas cosas que nos preocupan porque, por mucho que les dediquemos energía y pensemos en ellas, están fuera de nuestro campo de acción.
De todo lo que me preocupa, solo hay algunas cosas en las que yo puedo influir. Puedo dispersar mi energía en todo lo que me preocupa pero sobre lo que no tengo capacidad de influir, o concentrar mi atención en lo que depende de mí. Cuando actúo en aquello sobre lo que tengo influencia, estoy siendo responsable. Cuando disperso mi atención en aquello que no depende de mí, entro en sentimiento de víctima y en queja. Aunque no es fácil apartar nuestra atención de nuestras preocupaciones, es importante entrenarlo y cambiar el foco de atención a alguna tarea que nos “rete intelectualmente”.
Vídeo resumen
Círculo de influencia-círculo de preocupación
Pregunta
¿Qué te preocupa en este momento?
¿Cuántas de esas cosas que te preocupan dependen de ti?
¿Juegas a ganar, juegas a no perder, juegas a perder o eres de los que juegan a no jugar?
Este concepto puede resultarte útil para analizar tanto situaciones personales y profesionales, como relaciones o proyectos.
Lo desarrollaron Miriam Ortiz de Zárate y Silvia Guarnieri en su libro “No es lo mismo”, donde explican una serie de distinciones que se utilizan en el coaching ontológico, para acompañar a las personas en sus reflexiones y la consecución de sus objetivos.
Según este modelo a lo largo de nuestra vida, jugamos a estos cuatro juegos.
Ganar, no perder, perder y no jugar.
Antes de avanzar, es importante señalar que ningún juego es mejor que otro. Esta reflexión no pretende juzgar cada juego. Los juegos no son esencialmente correctos o incorrectos.
Cualquiera de ellos estará bien para ti, siempre y cuando lo hayas elegido conscientemente.
PRIMER JUEGO: GANAR
Jugamos a ganar, cuando tenemos un objetivo, nos decimos que lo queremos alcanzar, nos ponemos a ello y perseveramos, porque todos entendemos que alcanzar objetivos no suele ser facilón, y además aceptamos que para alcanzar el objetivo, habrá algún precio que me toque pagar.
Te pongo un ejemplo: si yo quisiera aprender ruso digamos que en 1 año, tendría que dedicarle un par de horas de estudio y práctica al día, y por tanto quizá al llegar de trabajar me pondría a ello en lugar de hacer otra cosa. Si esas dos horas de la tarde, yo quiero destinarlas a estar con mi familia, hacer deporte o leer poesía, tendría que buscar dos horas quizá después de cenar o levantándome antes.
Si no estoy dispuesta a pagar el precio de estudiar esas dos horas diarias, entonces mi juego no será el de ganar. Quizá decida elegir posponer mi objetivo a otro momento o marcarme un plazo más largo para su consecución. Como quiera que sea lo que no haré será decirme a mi misma que quiero aprender ruso, y a la vez, no estar dispuesta a sacrificar el tiempo de estudio necesario para ello. Eso se llama hacerse trampas en el solitario.
SEGUNDO JUEGO: NO PERDER
En este caso, también tenemos un objetivo, nos decimos que lo queremos alcanzar, nos ponemos a ello y perseveramos y al mismo tiempo tenemos perfectamente claro que hay algo en nuestra vida a lo que no estamos dispuestos a renunciar. En ese sentido, alcanzar el objetivo, es decir el juego de ganar, se ve afectado porque hay algo que no supeditamos a la consecución del objetivo.
Es un comportamiento muy habitual, es el juego de mantener lo que tienes, no arriesgar, que nada cambie.
La actitud de conservar algo que para ti es importante te condiciona, en la medida en que, si percibes que eso estaría en riesgo en caso de jugar a ganar, diriges tu juego hacia “no perder” y eso te aleja del que era tu objetivo.
TERCER JUEGO: PERDER
En esta situación también tenemos un objetivo y puede que hasta nos digamos que querríamos alcanzarlo. Quizá hasta hagamos algunas cosas por alcanzarlo. Sin embargo lo que pensamos desde el principio, aunque ni siquiera lo verbalicemos, es algo así como:
“Si ya sabia yo que esto no era para mi”
“yo no valgo para esto”
“yo nunca tengo suerte en la vida”
Cuando jugamos a perder estamos más comprometidos con tener razón y efectivamente perder y ser una víctima de las circunstancias que con alcanzar el objetivo
Es la profecía autocumplida. Cuando jugamos a perder tenemos muchas posibilidades de conseguirlo porque destinamos gran parte de nuestra energía a conseguirlo.
CUARTO JUEGO: NO JUGAR
El juego de jugar a no jugar. Tenemos un objetivo y nos decimos que querríamos alcanzarlo, pero nuestra actitud desde el primer momento es la de romper el juego, boicotear las reglas e imposibilitar con nuestra actitud la consecución del objetivo.
Es el juego del rebelde sin causa, del que antes de ponerse a la tarea, cuestiona las reglas que ordenan el juego y protesta porque no son como le gustaría.
Los típicos argumentos de quien juega a no jugar suenan parecidos a estos:
“estas reglas no son justas”
“esto cuéntaselo a los de arriba a ver si lo hacen ellos”
“yo siempre lo he hecho a mi manera y no sé por qué tengo que hacerlo de otro modo ahora”
Como te he dicho al principio todos los juegos son legítimos y seguramente hay situaciones en las que la opción más adecuada para ti no sea GANAR, que suele ser la que nos decimos que elegimos. Dependerá de las circunstancias.
La cuestión está en que cualquiera que sea tu juego, elijas jugarlo conscientemente, porque esa conciencia es la que te dará libertad para mantenerte en ese juego o para elegir cambiarlo en caso de que quieras hacerlo.
Hay una frase del psiquiatra Carl Jung que, aunque parezca un trabalenguas, si la piensas dos veces, puede darte mucha luz a este respecto. Dice así:
“Hasta que el inconsciente no se vuelve consciente, el subconsciente seguirá guiando tu vida y tú le llamarás destino”
No juegues haciéndote trampas al solitario.
Ejerce tu libertad, elige conscientemente tu juego.
¿Qué es meditar? Meditar no es poner la mente en blanco, no es ponerse en posturas concretas.
Meditar es aquietar la mente, es entrar en un estado de relajación física y serenidad mental.
Es la capacidad de entrenar nuestro cerebro para poder gestionar nuestros pensamientos.
Los beneficios de la meditación: reduce la sensibilidad de la amígdala, agudiza los sentidos, baja la presión arterial, disminuye las pulsaciones, elimina las citoquinas que son las hormonas del envejecimiento, desarrolla nuestra atención, nos ayuda a concentrarnos, a tomar mejores decisiones.
Siéntate en una postura cómoda, con la espalda recta, la coronilla hacia arriba, la barbilla hacia dentro. Los pies bien posados sobre el suelo. Las manos sobre las piernas, hacia arriba o hacia abajo.
Puedes tener los ojos abiertos o cerrados.
Pon tu atención en un elemento, un punto en la sala, una vela, o en el aire que entra y sale de ti, o en tu abdomen que se mueve hacia adentro o hacia afuera.
Observa tu respiración, no la cambies, no la juzgues solo obsérvala y concentra tu atención en un punto dentro o fuera de ti.
Técnica de contar respiraciones: Cuenta respiraciones hasta 10. Cada vez que inspiras o expiras cuentas 1, y así hasta llegar a 10, haz las necesarias durante el tiempo que te hayas programado. Si te pierdes, vuelves a empezar.
Técnica del escáner corporal: Cierra los ojos, lleva tu atención a un punto de tu cuerpo y siéntelo, empieza por los pies ¿Cómo los tienes colocados? ¿sientes el suelo? ¿Los calcetines? ¿Algo te roza? Y así vas subiendo por el cuerpo.
Técnica del sonido ambiente: Cierra los ojos y pon tu atención en los sonidos dentro o fuera de ti. Sin etiquetarlos, interpretarlos o juzgarlos.
Técnica de las afirmaciones positivas: Elige una serie de afirmaciones que a ti te apoyen a sentirte bien, positivo, en calma y repítelas como un mantra durante el tiempo que hayas decidido meditar.
A mi me gusta usar una app que te marca el tiempo de comienzo y del fin de la meditación, te sugerimos algunas en la ficha.
Pregunta
¿Qué haces para bajar las revoluciones mentales cuando te sientes muy inquieto?
¿Qué precio pagas por tener el cerebro altamente revolucionado?
Elimina el estrés en 5 minutos | Relajación Guiada para combatir el estrés rápidamente. MEDITACIÓN de la MAÑANA 5 minutos: NecesariaMicromeditación de 1 minuto guiada | Meditaciones originales de Mindful Science
Una de las claves en gestión emocional tiene que ver con la agilidad emocional, con ser capaces de entrar y salir de nuestras emociones inefectivas de forma fluida. Una de las limitaciones que tenemos los seres humanos es que tendemos a quedarnos enganchados en emociones inefectivas que nos limitan a la hora de tomar decisiones, de planificar o encontrar soluciones. Somos mucho mejores líderes si regulamos nuestras emociones.
Todos tenemos una mentalidad fija, que nos hace reaccionar, dominada por el estímulo. Es la mentalidad que funciona con memorias del pasado, es rápida e intuitiva pero no reflexionada. Cuando vivimos mucho tiempo en mentalidad fija, nos quedamos enganchados en las emociones.
La mentalidad en crecimiento es la que reflexiona, la que aprende e incorpora, la que se actualiza. Si queremos ser ágiles emocionalmente, tenemos que activar este tipo de mentalidad.
El primer paso es tomar conciencia de nuestras propias emociones. La incapacidad para identificar o expresar emociones se llama Alextimia. Las personas bajo este síndrome creen que no tienen cambios emocionales. Si quiero aprender a agilizar mi proceso emocional, necesito ser consciente de ellos.
4 pasos para ayudarte a ser mas ágil emocionalmente.
Muéstrate. Hazte consciente, ponle nombre, identifica qué sientes, cómo y dónde lo sientes. Trata de encontrar el origen ¿De qué te está protegiendo esa emoción? Cuando pensamos en la emoción activamos el cortex prefrontal, la parte pensante de nuestro cerebro y le quitamos recursos mentales a la emoción.
Cambia de contexto. Sal del entorno en el que la emoción se ha producido. Tendemos a asociar los lugares con las emociones que nos producen. Cambia de interlocutor. Nuestras emociones se sostienen con el estímulo que las ha producido, el pensamiento que las acompaña y el contexto.
Toma tu camino.En muchas ocasiones nos quedamos enganchados a emociones ineficaces porque lo que hago está en conflicto con mis valores. Cuando estoy muy enfadado o asustado ¿qué valor o bien estoy protegiendo? Ser coherente con nosotros mismos nos acerca a la serenidad mental.
Avanza. Haz pequeños cambios. ¿Qué estímulos me llevan a emociones poco efectivas? ¿Qué personas, situaciones o contextos me colocan en esas emociones que me hacen salir de mi centro? Si puedes, haz pequeños cambios, convierte en hábitos aquellas cosas que sabes que te ayudan emocionalmente. Haz mindfulness, meditación, práctica de respiraciones, descansos…
Material adicional.
Algunas premisas que te pueden ayudar a ser mas ágil emocionalmente.
Martin Seligman es psicólogo y escritor estadounidense. Padre de la psicología positiva. Se le conoce principalmente por sus experimentos sobre la indefensión aprendida (learned helplessness) y su relación con la depresión. Desde finales del 2005, Seligman es director del Departamento de Psicología de la Universidad de Pensilvania. Previamente había ocupado el cargo de presidente de la Asociación Estadounidense de Psicología (APA) desde 1996.
Se ha dedicado los últimos 30 años a estudiar por qué hay personas más felices que otras. Se puso a investigar diferentes colectivos para ver si unos eran más felices que otros, por género, por edad, por estado civil, por nivel adquisitivo, por estado de salud. Llegó a la conclusión de que no había ningún colectivo que en sí mismo fuera más feliz que otro. Así que buscó qué tenían en común las personas más felices sobre la tierra. Tras muchos años de estudio, llegó a la conclusión de que las personas más felices tienen tres cosas en común.
1.- Tienen un propósito en la vida. Creen que su vida tiene un rumbo. Viktor Frankl utilizó la logoterapia para el tratamiento de personas con depresión. La logoterapia es una terapia que propone que la voluntad de sentido es la motivación primaria del ser humano, una dimensión psicológica inexplorada por paradigmas psicoterapéuticos anteriores, y que la atención clínica a ella es esencial para la recuperación integral del paciente. Parece que tener un propósito en la vida, una respuesta a las preguntas ¿para qué estamos en el mundo y de qué manera nuestra presencia contribuye? nos hace sentirnos más felices. Si además eres capaz de ver cuál es el sentido profundo de lo que haces y de qué manera tu trabajo cotidiano impacta sobre tu propósito en la vida, mucho mejor.
2.- Tienen vocación de servicio. Tienen especial inclinación por ayudar, por colaborar con otros. Buscan oportunidades para colaborar con su entorno.
3.- Son personas agradecidas. Íntimamente agradecidas, buscan los pequeños detalles positivos en cada momento, agradecen lo bueno que tienen y agradecen a otros todo aquello que hacen por ellos.
Dinámicas que te pueden ayudar
Durante dos semanas escribe algo positivo que haya tenido tu día
Piensa en una persona que ha sido importante en tu vida, y que esté viva. Escríbele una carta de unas 300 palabras sobre aquello que ocurrió, con el mayor número de detalle posible. Describe que pasó, si lo recuerdas, utiliza alguna de las expresiones que usó esa persona. Explica lo que te hizo sentir y como cambió la situación para ti. Termina con por todo ello, quiero darte las gracias.
Haz algo totalmente altruista, si es alguien que no conoces, mejor. Puedes tener un detalle inesperado con alguien de tu entorno. No tiene por qué ser un regalo, puedes escribir, dibujar, cantar, bailar, buscar un chiste o un video significativo.
Busca cada día algo que puedas agradecer a alguien y hazlo.
Existen personas con un nivel de motivación más alto que otras, ¿de qué depende?, ¿cómo lo hacen esas personas?
Hay factores que influyen en tu motivación: tu genética, tu historia personal y tus circunstancias. Pero no determinan. Lo que determina tu motivación es tu elección.
De todos los seres vivos, el ser humano es el único ser capaz de elegir su respuesta, independientemente del estímulo. Tú puedes elegir un alto nivel de motivación o un bajo nivel de motivación. Con todo a favor o todo en contra. Es tu elección.
No se trata de que no te desmotives, se trata de no quedarse a vivir en esa desmotivación. No hay nada inteligente o útil en hacerlo.
Si puedes elegir, elige lo mejor para ti, elige un alto nivel de motivación.
Las personas eligen bajos niveles de motivación por:
Comodidad, es más fácil dejarse llevar que elegir
No saben o han olvidado que tienen el poder de elegir su nivel de motivación
Utilízalo no por hacer un favor a tu equipo, sino a favor de ti. El primer beneficiado eres tú.
Motivación a nuestros colaboradores: devuelve a tu colaborador la responsabilidad sobre su propio nivel de motivación.
Tú no tienes el poder de motivar a nadie, pero sí el poder de crear las condiciones para que a tu colaborador le resulte fácil elegir un alto nivel de motivación.
La vida te pide distintos estados de ánimo. La cuestión es si son las circunstancias quienes deciden en qué piso está tu ascensor o si eres tú el que se hace cargo de elegir tu nivel de motivación.
Elige lo más efectivo para ti, elige un alto nivel de motivación, un alto nivel de entusiasmo.
Práctica
Elige una situación en la que apliques el principio de elección, en la que puedas ejercer tu capacidad de elección para que, ante un estímulo concreto e igual para todos, la actitud con la que tú decidas vivirla sea lo más beneficiosa para ti y te acerque al logro de tus objetivos.
Por ejemplo:
En la empresa para la que trabajas han caído las ventas por un evento inesperado que os va a afectar durante varios meses. Reflexiona sobre estas preguntas
¿Cuál es tu objetivo?
¿Qué actitud te apoyaría de forma más eficaz a alcanzar ese objetivo?
En la segunda parte de este vídeo tienes materiales de apoyo.
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